Según Menéndez Pidal, los primitivos versos servían ‘para levantar el ánimo a pensamientos hazañosos’. Temas épicos como la historia de Bernardo del Carpio no fueron menos útiles en otros momentos históricos. Los teóricos que trabajan en el campo del nacionalismo como Eric Hobsbawm, Benedict Anderson y Hayden White afirman que una cultura necesita reescribirse y reevaluarse para entender su pasado y su presente. Aunque se sabía que era ficción, en el siglo XVI, la historia contada en tiempos medievales del amor prohibido de los padres de Bernardo siguió narrándose como reflejo de los esfuerzos militares de España en Europa en general y contra Francia en particular. El teatro histórico, basado en temas épicos españoles, fue un reflejo nacionalista frente a los gustos franceses en el siglo XVIII así como, en el XIX, durante y después de la invasión napoleónica y formará parte del mito fundacional del país junto con otros héroes medievales. En la memoria colectiva española, desde tiempos medievales hasta finales del siglo XIX, un evento histórico traumatizante—la posible entrega del país y/o la amenaza de la soberanía española representada por los franceses bajo Carlomagno, o sea un evento esencialmente militar y público—se narra en términos pasionales y privados. Es disfrazado en asuntos de amoríos imposibles, identidades equivocadas, rivalidades y venganzas. En todos los textos basados en la épica medieval aparecen mujeres cruciales alrededor de las cuales gira la acción pero, en la leyenda de Bernardo del Carpio, sin embargo, la mujer—o sea su madre—cuya acción provocará la búsqueda frustrada de honor y legitimidad para el héroe, es casi invisible.

La existencia de Bernardo del Carpio es dudosa. Para Menéndez y Pelayo, el Bernardo literario se modeló históricamente en el nieto de Carlomagno y rey de Italia o en el hijo de Ramón, conde de Ribagorza y Pallars, y Teuda (o Toda), hija del conde Galindo de Jaca. Feijoó, en sus Escritos históricos, arguyó que ‘el silencio [de las crónicas] no prueba contra la existencia de famosos caudillos en común, tampoco prueba contra la existencia de Bernardo del Carpio en particular’. Desfourneaux y Horrent especularon que la creación de una trágica historia de amor fue una respuesta tardía en España a la figura de Roldán quien, según poesías épicas francesas e italofrancesas, también era hijo ilegítimo.