Al contrario de la mayoría de las épicas medievales españolas, la historia del conde Garcí Fernández y su esposa es verdaderamente novelesca. Aunque basado en el hecho verdadero de la rebelión de un hijo en contra de su propio padre, lo histórico se distorsionó, se olvidó o, a propósito, fue omitido en la memoria colectiva española. En vez de enfocarse en la complejidad de las relaciones entre árabes y cristianos o por el deseo de disculpar al conde castellano, lo histórico fue sustituido por una leyenda que pone énfasis en la ambición traicionera y falta de sentido materno de la esposa de Garcí Fernández.

En el siglo XI ya circulaba una posible versión oral de esta historia. La Crónica Najerense, de mediados del siglo XII, es donde la leyenda novelizada aparece por primera vez, narrada unos ciento cincuenta años después de que ocurrieran los eventos. Según Chalon, la esposa de Garcí Fernández, llamada Aba, aparece como cofirmante en muchos de sus documentos desde el principio de su reino hasta 988. Sancho, el hijo del conde, se rebeló en 991 por un desacuerdo con la política paterna hacia las huestes musulmanas bajo Almanzor. El conde fue tomado preso en una batalla y murió en 995. La leyenda recordada en la Najerense tiene sentido de realismo histórico pero, aunque nunca carece de verosimilitud, es producto de ficción.

Lucas de Tuy no usó esta crónica ni ninguna otra fuente ficticia para la sección relevante del Chronicon Mundi del siglo trece. Recuerda que el conde castellano murió en una batalla y, aunque Sancho ya se había rebelado, se fue a Córdoba a reclamar el cadáver de su padre:

Al contrario de su antecesor, el Toledano es mucho más libre con sus fuentes y permite que aparezcan adornos ficticios de la temprana Crónica Najerense en su De Rebus Hispaniae. Aquí, la condesa traidora es llevada al asesinato por su deseo de poder.