En estas páginas, hemos analizado la historia de la Anglo-Spanish Society y el papel que desempeñó en las relaciones entre el Reino Unido y España durante el siglo XX. A pesar de ser una organización apolítica, los gobiernos de ambos países trataron de controlarla porque atribuyeron cierta utilidad a la cultura en el terreno diplomático. En una primera época, esta institución sirvió a los intereses de la Foreign Office y tras la Segunda Guerra Mundial, pasó a estar controlada por la Embajada española en Londres.

La historia de esta asociación es un buen ejemplo de la función que la cultura ha ejercido en el ámbito de las relaciones internacionales desde principios de la pasada centuria. Nadie discute la importancia de la labor que el Instituto Cervantes, el British Council o el Institut Français realizan en la actualidad. Estas entidades no sólo enseñan lenguas, sino que acercan mundos distintos y, en ocasiones, lejanos, llegando a cumplir una misión diplomática mayor de la que cabría suponer. Aunque los parámetros impiden una comparación seria, organismos como la Anglo-Spanish Society pueden ser considerados como precedentes de este tipo de corporaciones.

En la actualidad, los Estados han cambiado sus políticas de exteriores, incluyendo un gran número de estrategias en consonancia con un mundo globalizado. Los gobiernos son más conscientes de la relevancia que la cultura tiene en las relaciones entre países y se han dotado de varias instituciones para intervenir en el ámbito internacional. Muchas naciones tienen oficinas para promover su propia imagen o, por utilizar un término que está en boga, su marca. Sin embargo, y en un primer momento, la asociación que se analiza en estas páginas fue promovida por la Foreign Office y, aunque contaba con presencia española e hispanoamericana, estuvo controlada por los británicos.

Como hemos visto, un grupo de británicos creó la Anglo-Spanish Society durante la Gran Guerra para contribuir a la consecución de los objetivos estratégicos y comerciales de su gobierno. Eso sí, esta sociedad sólo sirvió parcialmente a esos intereses, ya que, aunque fue ideada para hacer frente al influjo alemán sobre la opinión pública española, su incidencia en España fue escasa. Con su fundación también se perseguía mejorar las relaciones mercantiles con los países hispanoamericanos.