76 89 03, primer largometraje de Cristian Bernard y Flavio Nardini, fue filmado con un presupuesto de 50.000 dólares, aportado por sus directores, sin productores y sin ayuda del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, ya que los directores decidieron no pedirla. La película, luego de 20 días de preproducción, fue filmada durante un mes, de noche, en blanco y negro y en 35 mm. Se exhibió primero en video en algunos cines, hasta que un productor que la vio se interesó en ella y decidió estrenarla (Nardini y Bernard, Entrevista, 60/90 135–136). 76 89 03 fue nominada para varios premios y participó en diversos festivales. Su participación, en particular, en el II Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires del 2000 despertó reacciones intensas y contradictorias en la crítica argentina, que se tradujeron en un enconado ataque al film, por una parte, y en su decidida valoración y defensa, por la otra.

Aparecida cuatro años después de Buenos Aires viceversa, 76 89 03 vuelve sobre la exploración de otro aspecto de esa continuidad entre pasado dictatorial y presente neoliberal que constituía, como hemos visto, el núcleo temático de Buenos Aires viceversa. 76 89 03 pone en escena, también, una sociedad que es resultado y consecuencia directa de la dictadura, pero en un sentido capítulo, ese otro aspecto de la “paternidad” dictatorial de la sociedad neoliberal que la película explora consiste en las estrategias a través de las cuales se constituyó durante la dictadura cierto tipo particular de sujeto, de ciudadano; un tipo de subjetividad política que podría resumirse rápidamente con la fórmula del consumidor como ciudadano, pero que no se agota en ella. 76 89 03 pone en escena una sociedad desintegrada que es consecuencia directa del modelo de país que empezaron a implementar los militares, pero no sólo ya en tanto producto de decisiones políticas y económicas de efectos devastadores, sino también, y fundamentalmente, en tanto resultado de una interpelación ideológica exitosa por parte de la dictadura. Una interpelación que tuvo éxito en producir “el efecto de creencia ideológica en una Causa y el efecto interconexo de subjetivación, de reconocimiento de la propia posición ideológica […]” (Žižek, El sublime 73). Son precisamente sujetos identificados con una “Causa”—el modelo de país promovido por los militares—lo que la película representa a través de los personajes que pone en escena.