El año 2001 en la Argentina fue testigo de dos acontecimientos aparentemente sin conexión, y de importancia y consecuencias desiguales. El primero es de sobra conocido. Una suerte de apocalipsis pareció abatirse sobre la Argentina en diciembre de ese año, una crisis gigantesca que se presentaba como el punto culminante de una desintegración definitiva y total: desintegración de la economía; del Estado; de la nación; del lazo social; de las representaciones a través de las cuales la sociedad argentina se entendía y se interpretaba a sí misma o, dicho de otro modo, de las narrativas sociales que habían sostenido una identidad nacional durante más de un siglo. El proceso de modernización o globalización, como quiera que se prefiera llamarlo, de los años noventa, con su promesa de incorporación de la Argentina al primer mundo, había llegado a su fin. De las expectativas e ilusiones que ese proceso había puesto en marcha, nada quedaba, salvo un panorama desolador: gente despojada de sus ahorros y salarios, grandes sectores de la población que caían debajo de la línea de pobreza, desempleo y exclusión social por todas partes, una concentración de la riqueza sin precedentes, una profunda desconfianza en la política democrática representativa, una moneda nacional desvalorizada que ya nunca podría volver a alcanzar el poder adquisitivo de un dólar.

El segundo acontecimiento es bastante más insignificante, y seguramente pase desapercibido entre los agitados sucesos de ese fatídico año: el enorme éxito de taquilla que tuvo el estreno de El hijo de la novia, película argentina dirigida por Juan José Campanella, y que habría de ser nominada para el Oscar a la mejor película extranjera en el 2002.

¿Qué tienen en común estos dos hechos, en apariencia tan disímiles? La respuesta a esta pregunta es, en esencia, el punto de partida de este libro. El estudio que llevo a cabo aquí tiene como objetivo analizar, en el campo del cine argentino contemporáneo, las interpretaciones y representaciones sociales del proceso de transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales que marcan distintivamente la década de los noventa en la Argentina y que habrían de culminar dramáticamente en la crisis del 2001.