29 - Bacanales de la ermita
Published online by Cambridge University Press: 11 January 2024
Summary
Yo no me quejo en que el injusto suba en alta cumbre, porque sube en alto
para dar la caída más pesada.
Mal Lara, La filosofía vulgar, centuria 1ª, fol. 12.Dejó el ferí retirar un buen trecho de camino a estas dos furias, y, llegando a donde estaba Tarfe:
—Pon los frenos a los caballos —le dijo con voz fuerte.
—Pero, señor…
—Nada de réplicas; la maldad no triunfará siempre sobre la tierra; ¡pobre María…! En poder de un monstruo… ¡Y adora a un Dios y…! Pero él no adora a nada; bien lo ha dicho Leonarda.
—Ya estamos listos.
Reflexionó un poco el ferí, y después añadió:
—Más vale esperar a que esas condenadas estén en la ermita; si no, podré perderlas en el camino; dame un bocado, Tarfe; la indignación ha agotado el resto de vigor que me quedaba.
—Sí, por cierto; tendrás mucho vigor, ya hace más de veinticuatro horas que no catas migaja, y si yo no viniese prevenido… Ea, embúchate esta perdiz y este trozo de conejo, y Alá sea con todos; mas a los pobres animales, con los frenos puestos…
—No los quites, pues dentro de dos horas debemos partir.
Entretanto, llegaron a Benameda la tía y la sobrina donde se hallaban esperándolas dos rancias comadres de Leonarda, que eran perpetuas parroquianas, y apuraban con ella sendos jarros de vino; después de abrazar y besuquear a Inés, sentáronse las tres a la mesa.
—Vaya, vamos comiendo —dijo Leonarda—, justo será que celebremos la buena llegada de mi querida sobrina; al fin tenía ella de venirse a mi lado, pues siempre va la soga tras el caldero; tampoco le desagrada a mi amo… Y vos, comadre Isabel, ¿qué dejáis de nuevo en la ciudad?
—Ya supisteis la prisión de Pedro, pues ayer adjudicaron la alquería al escribano.
—¡Qué prontitud!
—La justicia vuela, comadre, cuando hay dineros que chupar, si no tiene el paso más lento que un animal que hay allá en las tierras lejanas, que dicen gasta un cuarto de hora en andar una vara de terreno; es verdad que a no ser por esta feliz casualidad, quien pagaba el pato era mi compadre Marcos.
—¿Y qué importaba un pícaro menos?
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- El ferí de Benastepar, o los moros de Sierra BermejaEdición, Introducción y notas de Javier Muñoz de Morales Galiana y Daniel Muñoz Sempere, pp. 196 - 199Publisher: Boydell & BrewerPrint publication year: 2023