Este artículo analiza la forma en que la construcción e institucionalización de las representaciones sociales sobre Tepoztlán, Morelos, México, han influido en la definición de la actividad turística en esta población. Proponemos el concepto de “economía de la experiencia íntima” para analizar las formas de institucionalización que tienen los lugares, las prácticas, los símbolos y las relaciones que al reunirse producen lo que la mayoría de la gente considera como vivencias auténticas, de recreo y confort. El artículo concluye que el turismo es una compleja red de dimensiones y relaciones sociales donde existe una tendencia a la creación de relaciones asimétricas de explotación del trabajo y la cultura.