El campo ha sido y es el centro de interés de la narrativa uruguaya y seguirá siéndolo mientras la capital no complete su absorción y la narrativa se circunscriba al tema urbano, fenómeno difícil de predecir, dada la importancia geopolítica del campo en la vida uruguaya. En esta área importante de genuina creación cabe colocar desde las novelas de Acevedo Díaz, con excepción de Brenda de tema urbano, algunas novelas de Carlos Reyles: Beba, El terruño, y El gaucho florido, porque Reyles fue escritor urbano en La raza de Caín, hasta las novelas y cuentos de nuestros últimos narradores.