Es generalizada la idea de que la revolución probabilística no se produjo en España hasta después de 1930 y que nuestro país fue un verdadero páramo donde se ignoraban las aplicaciones que la nueva metodología estadística, basada en los modelos de probabilidad que se habían desarrollado a lo largo de los dos últimos siglos en Europa, ofrecía a las ciencias sociales, en general, y a la demografía, a las compañías de seguros, a la especulación en Bolsa, a las actividades industriales y comerciales, etc. Este trabajo tiene la pretensiñn de poner de manifiesto el interés que algunos científicos españoles se tomaron para propagar estos conocimientos por su gran utilidad desde los inicios del surgimiento del Cálculo de Probabilidades, aunque no supieran (o no pudieran) crear una escuela que diera continuidad a sus aislados esfuerzos, intentos que también chocaron con la secular desidia de nuestra ciencia matemática a la que incomodaba cualquier conato de modernización.