En las fronteras indígenas del Río de la Plata y Chile meridional, principalmente en la primera, la comunicación interétnica estuvo condicionada para las autoridades coloniales por una endémica escasez de lenguaraces e intérpretes, de quienes dependían debido a su habitual desconocimiento del mapu dungum, lengua del sur del reino de generalizada utilización en el siglo XVIII por todos los grupos nativos de la región. Con relación a estos últimos, en cambio, no son pocos los casos documentados de personas que habían incorporado el habla de Castilla (o español como se la denominaba) y la utilizaban en actividades de mediación —inclusive por circunstancial requerimiento de la administración— y de inteligencia. En este artículo, se examinan las distintas maneras en que los oficiales reales, los sacerdotes y especialmente los hombres y mujeres indígenas enfrentaron y resolvieron las dificultades inherentes a la adquisición de ambas lenguas y a las demandas de intermediación.