“Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (II Cor. 3, 4–6).
El propósito de mi investigación es analizar la imagen del judío sujeto como despolitizado y como mal lector, a la luz de la teoría del conocimiento en los Sermons de quaresma del san Vicente Ferrer (1350–1419), el influyente y prolífico dominico valenciano. En este corpus de textos, el judío es una figura crucial en razón de los siguientes motivos, todos ellos fuertemente conectados. En primer lugar, su aparición en los textos de los sermones es notoriamente recurrente; en segundo lugar, el público mismo al cual se dirigían los sermones estaba compuesto por miembros de la comunidad judía en la península (quienes estaban forzados a asistir a sus prédicas) y en tercer lugar y principalmente, su existencia misma constituía un problema para la teoría del conocimiento sobre el cual se sostenía la predicación.
En efecto, el judío es una figura problemática debido a su ambivalencia: por un lado, pertenece al pueblo elegido para recibir la palabra de Dios y, por tanto, es el poseedor privilegiado de un conocimiento; por otro, encarna el error y, de una manera más precisa, el error en la lectura. En sus sermones, Ferrer realiza esta operación centrando la figura del judío como un mal intérprete apegado al sentido carnal de la letra. Para construir tal imagen, Ferrer pone en cuestión el valor mismo del conocimiento; pero este es un poder que, paradójicamente, constituye uno de los fundamentos de su propia autoridad como teólogo y predicador.