Este artículo aborda los debates en torno a la Ley de la Música Autóctona Tradicional Puertorriqueña, aprobada en el 2004, tomando en cuenta el complejo contexto en el que opera: un mercado musical profundamente asimétrico, cuyas dinámicas económicas, parámetros legales y valoraciones estéticas se ven atravesados por las tramas de la globalización y la condición colonial. Partiendo de un repaso histórico de las políticas culturales en Puerto Rico y de un examen de las transformaciones en las prácticas y representaciones de la música puertorriqueña en las últimas décadas, se analiza cómo los discursos sobre lo autóctono y lo tradicional, movilizados en defensa u oposición de la ley, se relacionan con asuntos sensitivos en la sociedad puertorriqueña contemporánea como lo son: el prejuicio racial, la desigualdad social y la subordinación política. Por otra parte, se abordan iniciativas y estrategias generadas por los propios músicos con el objetivo de preservar, transmitir, difundir y desarrollar las tradiciones musicales, al tiempo que agencian espacio laboral y capital simbólico.