13 - El paseo público
Published online by Cambridge University Press: 11 January 2024
Summary
Y cortada la cabeza, la trajo a Ronda, que se puso en una gavia en la torre
de la puente; festejaron al matador, trayéndolo el corregidor y nobleza a
caballo en paseo público, con chirimías y atabales.
Campos, historia inédita de Ronda.La quema de Benastepar, la muerte de Alí y el premio señalado a su matador eran sucesos tan interesantes que la nueva corriera de boca en boca desde el mismo punto que acontecieron; así veíanse desde el amanecer rebosando las calles de gente de los vecinos pueblos; la curiosidad se pintaba en unos semblantes, la feroz alegría en otros, y en todos el ansia de ver un espectáculo para muchos nuevo; cuando el sayón cortó la cabeza a Alí, todos siguieron detrás de él, hasta que la colocó en una gavia de la torre del puente, con tal prisa cual si se tratase de ver el más ameno y festivo divertimento. Rebullíanse ya en tanto los habitantes de la ciudad, las colgaduras de varios colores y matices, los ramos de olorosas flores, empezaron a adornar las paredes y ventanas, mientras las damas se ponían sus mejores galas, y ataviábanse con ricos vestidos sus afiligranados amadores.
Llena estaba ya la plaza de la ciudad, cuando al toque de las diez empezara a desfilar la brillante comitiva; iban delante los maceros y alguaciles del cabildo, vestidos con ropones encarnados, galoneados de plata y oro; seguían ocho músicos tocando roncos atabales y agudas chirimías, consonancia que para los filarmónicos oídos de nuestro tiempo hubiera formado malditísimo efecto, y que entonces embriagaba de placer; luego, sin orden y mezclados, caminaban en bien adornados corceles varios regidores y caballeros nobles, y cerraba la marcha el corregidor, llevando en la mano el estandarte que los reyes regalaran a la ciudad, que era de tafetán encarnado con los retratos de Cristo nuestro señor y de la virgen dentro de los escudos, y abrazados por el águila de san Juan Evangelista; a la izquierda del juez iba Pedro, héroe de la fiesta, vestido de un modo grotesco por los abigarrados colores que ostentara en su jubón y sayo. Podríanse tomar sus bamboleos frecuentes por torpeza en el arte de jinetear, mas como el historiador fiel ha de narrar los hechos en conciencia, debo decir que iba el amigo razonablemente azumbrado; un trozo de arcabuceros al mando de don Juan Pérez cerraba la marcha.
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- El ferí de Benastepar, o los moros de Sierra BermejaEdición, Introducción y notas de Javier Muñoz de Morales Galiana y Daniel Muñoz Sempere, pp. 114 - 117Publisher: Boydell & BrewerPrint publication year: 2023