El variado y multiforme espectro literario y teatral del Barroco español invita a reflexionar sobre las prácticas y los significados producidos en el mundo doméstico. La imaginación barroca que se plasma en los objetos culturales de este período confirman el dictum contenido en el refrán popular “Mi casa y mi hogar, cien doblas val”. La casa barroca vale mucho y en más de un sentido, tal como lo demuestran los discursos que dan cuenta del peso y sentido de la domesticidad. Algunos textos la construyen desde un tono marcadamente prescriptivo, como La perfecta casada de fray Luis de León y otros manuales de conducta femenina y economía doméstica. Estos preceptos fueron sintomáticos de la obsesión patriarcal por administrar un control (en los bordes) de dos cuerpos, el femenino y el doméstico, con el objetivo de cerrarlos y volverlos (re)productivos. Otros ejemplos nos hablan especialmente de la íntima conexión entre la subjetividad y el espacio habitado. Por esto, los poetas barrocos realizaban usuales adulaciones con poemas dirigidos a los poderosos, haciendo laus domus de sus “dulces refugios”. Dice Luis de Góngora: “Este a Pomona, cuando ya no sea / edificio al Silencio dedicado / que si el cristal lo rompe desatado, / süave el ruiseñor le lisonjea, / dulce es refugio” (Millé y Giménez, p. 298). Uno de los sonetos más conocidos de Francisco de Quevedo hace una lectura política de la decadencia mediante la figura alegórica de una casa rural. El poeta reduce a ruinas y memento mori “los muros de la patria” suya que tal vez simbolizan, como la casa de su soneto, la decadencia de la nación. Es común la construcción de la casa en registros metafóricos y profundamente líricos. Es así que Lope de Vega no encuentra consuelo ante la visión de su Huerto deshecho por la tormenta. Las plantas destrozadas por los vientos y la lluvia se parecen mucho a esos achaques que le impidieron “florecer” al escritor en los circuitos cortesanos. Por otra parte, la compartimentalización de la casa barroca y su disección en cuartos y cosas es una estrategia común a varios textos.