La enfermedad deliberadamente provocada o «guerra biológica» es motivo de preocupación cada vez mayor a medida que nos acercamos al siglo XXI, ya que su prevención es fundamental para la seguridad, la salud y el bienestar de la comunidad mundial. En los términos más simples, la guerra biológica significa exponer la salud de seres humanos, animales y plantas al riesgo de contraer enfermedades deliberadamente provocadas, como resultado de un acto hostil.
En todas las guerras, las enfermedades han causado más víctimas que las propias armas; cada vez es mayor, y se justifica, la preocupación a nivel mundial con respecto a nuevas y emergentes enfermedades. A medida que la población mundial continúa aumentando, se ocupan nuevas extensiones de tierra y se produce un mayor hacinamiento en las zonas pobladas, con lo cual es cada vez mayor la demanda de plantas y animales como fuentes de alimentación. Ello crea más oportunidades para que se propaguen enfermedades nuevas o ya existentes entre seres humanos, animales y plantas, con los correspondientes daños socioeconómicos para los países en cuestión.
Cada vez existe mayor conciencia de la susceptibilidad de los seres humanos, animales y plantas a las enfermedades. Los titulares de las noticias sobre la peste en la India, el mes de septiembre de 1994, y sobre la fiebre de Ébola en Zaire, el mes de abril de 1995, muestran cómo la propagación de enfermedades puede generar alarma y preocupación generalizadas a nivel internacional.