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La fuerza frente al derecho: el Comité Internacional de la Cruz Roja y la guerra química en el conflicto ítalo-etíope de 1935–1936

Published online by Cambridge University Press:  23 March 2011

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En la Primera Guerra Mundial, se recurrió, por primera vez, al empleo generalizado de agentes químicos en los principales frentes bélicos, lo que causó un número sin precedentes de víctimas. Apenas terminada la guerra, se desplegaron esfuerzos para proscribir estas armas. La Sociedad de Naciones se encargó de elaborar las normas específicas, poniéndose así de relieve la convicción de que esta cuestión era de interés mundial y no sólo de las potencias victoriosas. El 17 de junio de 1925, firmaron el Protocolo de Ginebra sobre la prohibición del empleo en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos 26 Estados. En este tratado, se prohíbe categóricamente recurrir a medios de combate químicos y biológicos. Aunque la firma del Protocolo despertó grandes esperanzas de una efectiva prohibición de las armas químicas, la adhesión al tratado progresó lentamente. Varios Estados, que, a todas luces, dudaban de que el Protocolo pudiera aplicarse con la firmeza prevista en el texto, formularon importantes reservas.

Type
Research Article
Copyright
Copyright © International Committee of the Red Cross 1998

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References

1 «Il n'y a plus de possibilité de «caritas inter arma»», c'est la guerre à outrance pure et simple, sans distinction aucune entre l'armée nationale et la population civile, et quant à la pauvre Croix-Rouge, il est bien naturel qu'elle soit engloutie dans les flots». Archivos del Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra (en adelante, Archivos del CICR), Rapports des délégués, no 13, 25 de marzo de 1936.

2 «Señorita Odier: (…) Comment concilier le devoir du silence et celui d'exprimer les avis de la conscience humaine? Tel est le problème. Le Président: Nous nous sommes tus parce que nous ne connaissions pas la vérité». PV Séances plenières, 1935–36, 3 de julio de 1936, Archivos del CICR.

3 Para mayor facilidad, en el presente artículo se utilizará la denominación «Protocolo de Ginebra de 1925» o «Protocolo de 1925». Asimismo, en lugar de los términos técnicos correctos «agentes químicos», se empleará la expresión más familiar de «gases tóxicos», cuando sea necesario.

4 Le Comité international de la Croix-Rouge aux Belligérants, Appel contre l‘emploi des gaz vénéneux, 6 de febrero de 1918, Archivos del CICR, CR 210, 1125.

5 Las dos principales fuentes de estas cifras son Giorgio Rochat, «L'impiego dei gas nella guerra d'Etiopia 1935–1936», en Guerre italiane in Libia e in Etiopia, Pagus Edizioni, Paese, 1991, pp. 157–168, y Gentilli, Roberto, Guerra aerea sull'Etiopia 1935–1936, EDAI, Florencia, 1992, pp. 95 y 100.Google Scholar

6 MacFie, J.W.S., An Ethiopian diary: Record of the British Ambulance Service in Ethiopia, Hodder and Stoughton, Londres, 1936, p.77.Google Scholar

7 Carta de John Melly a K.N., 12 de abril de 1936, en K. Nelson y A. Sullivan, John Melly of Ethiopia, Faber & Faber, Londers, 1937, p. 240.Google Scholar

8 Tras su misión, Sidney H. Brown (1898–1970) dejó el CICR en circunstancias poco claras, mientras que Marcel Junod (1904–1961) hizo carrera en el CICR, primeramente como delegado, luego como miembro y vicepresidente de la Institución.

9 El CICR propuso esta investigación, pues ambas partes se habían acusado mutuamente de utilizar indebidamente el emblema de la Cruz Roja.

10 Chenevière, Jacques, Retours et images, Éditions Rencontre, Lausanne, 1966, p. 254.Google Scholar Burckhardt, en su relato de la reunión con Mussolini, describe la audiencia de manera bastante distinta y no menciona la referencia de Huber con respecto a los gases tóxicos. Burckhardt, Carl J., Vom Krieg und Frieden, Festschrift der Universität Zürich zum 70. Geburtstag von Max Huber, Schulthess & Co AG, ürich, 1944, pp. 260261.Google Scholar

11 Los italianos controlaban, por mediación de las autoridades en África oriental, no sólo las comunicaciones internas de los etíopes, sino también el envío de telegramas extranjeros desde y hacia Addis Abeba, gracias al sistema especial de escuchas del Ministerio del Interior. La mayoría de los telegramas del CICR, incluido el que ya se mencionó, figura en el Archivio Centrale dello Stato (en adelante, ACS), Ministero dell'Interno, Roma, P.S. 1936, Busta 1 A.

12 ACS, Fondo Graziani, Busta 18, Fasc. 21/6, 29 de marzo de 1936.

13 Joseph Avenol al presidente del ICRC, 8 de abril de 1936, Archivos del CICR, CR210, 1042.

14 Guillaume Favre al secretario general de la Sociedad de Naciones, 9 de abril de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1054.

15 Salvador de Madariaga al presidente del ICRC, 18 de abril de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1102.

16 Max Huber a Salvador de Madariaga, 24 de abril de 1936, Archivos del CICR, CR210, 1123.

17 Spencer, John H., Ethiopia at bay, Reference Publications, Michigan, 1984, p. 50.Google Scholar

18 Giuseppe Motta a Légation de Suisse, 19 de junio de 1936, Bundesarchiv Bern, E 2200 Rom 22, Schachtel 9, Question de la Croix-Rouge.

19 Paul Reugger a Giuseppe Motta, 14 de abril de 1936, Nachlass Paul Ruegger, Archiv für Zeitgeschichte, ETH, Zürich, III, 15.3.3. Paul Ruegger, alumno y amigo de Max Huber, prestó posteriormente servicios en el CICR y desempeñó, de 1948 a 1955, el cargo de presidente.

20 François, BugnionLe Comité international de la Croix-Rouge et la protection des victimes de la guerre, CICR, Ginebra, 1994, p. 126.Google Scholar

21 Archivos del CICR, Commission d'Éthiopie, PV 61, 8 de abril de 1936, p. 3. El jefe de la secretaría, Etienne Clouzot, dudaba de que Italia hubiera desplegado armamento químico y ello a pesar de que tenía acceso a todas las noticias directas más recientes procedentes del terreno y a una restringida información en la sede. Vinci lo consideraba como «nuestro amigo», ACS, Croce Rossa Italiana (CRI), Busta 189, Fasc. 10. En este contexto es interesante observar que, en noviembre de 1935, un mes después de haber estallado la guerra, Clouzot fue galardonado con la orden «Cavaliere Ufficiale de la Corona d'Italia», en honor a sus servicios en el CICR y en la Unión Internacional de Socorro. ACS, CRI, Busta 189, Fasc. 1.

22 Archivos del CICR, Commission d'Éthiopie, no 61, 8 de abril de 1936, p. 2.

23 Archivos del CICR, PV Séances plénières, 1935–36, 23 de abril de 1936, p. 2.

24 Carta de Max Huber a Carl J. Burckhardt, 25 de mayo de 1936, Nachlass Max Huber, Zentralbibliothek Zürich, 2.75, Umschlag IV/1936.

25 Max Huber a Filippo Cremonesi, 12 de abril de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1073.

26 En este período, se utilizaron unas 100 toneladas de bombas con gas mostaza, segün un promenorizado desglose hecho por Gentilli, op. cit. (nota 5), pp. 182–183. En los documentos del CICR consultados, no se hace mención de que se siguieran empleando armas químicas después del 5 de mayo de 1936.

27 Filippo Cremonesi a Max Huber, 11 de mayo de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1203. Original: italiano.

28 De hecho, esta justificación era una pura mentira. La posibilidad de utilizar armas químicas se previó desde un comienzo cuando se emprendieron los primeros preparativos. Durante la guerra, Mussolini justificó el empleo de gas «como último recurso para acabar con la resistencia enemiga» (27 de octubre de 1935), «por supremas razones de defensa» (16 de diciembre de 1935) e incluso simplemente «en caso de necesidad» (9 de enero de 1936). Argumentos como «métodos de guerra del enemigo» no se utilizaron hasta el 28 de diciembre de 1935. Rochat Giorgio, Il colonialismo italiano, Loescher editore, Torino, pp. 168–169.

29 Max Huber a Cremonesi, 26 de mayo de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1249.

30 19 de mayo de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1237.

31 Tan pronto como los italianos llegaron a Addis Abeba, la suerte de la Cruz Roja Etíope quedó sellada: dejó de existir oficialmente el 3 de junio de 1936.

32 Nota de Max Huber, 25 de mayo de 1936, Archivos del CICR, CR 210, 1243.

33 Carl J. Burckhardt a Felix Moeschlin, 12 de febrero de 1940, Carl Jacob Burckhardt Archiv, Universidad de Basilea, B II 46 a).

34 En cuanto a la guerra química, la política del CICR viró totalmente tras la Segunda Guerra Mundial. En 1967, en el conflicto yemenita, el CICR se vio confrontado con el empleo de gases tóxicos por una de las partes, como en el caso de la guerra ítalo-etíope, lo que corroboró ulteriormente el personal del CICR sobre el terreno. Sus delegados no fueron testigos directos de tal empleo, pero recopilaron pruebas contundentes. Esta vez, el CICR no silenció el asunto de los métodos de guerra. En dos ocasiones, condenó püblicamente tales métodos, tras lo cual remitió un memorándum a los Estados signatarios de los Convenios de Ginebra. Bugnion, op. cit. (nota 20), p. 1103.

35 Bugnion, op. cit. (nota 20), p. 172.